LA CASA DE ADÁN EN EL PARAISO
La
idea de la primera Casa, el primer refugio de cuerpo y mente está presente en
el pensamiento de Arquitectos y Artistas desde siempre. La Casa es el huevo, el
nido, la morada, la patria, el universo…, La Casa es rincón, cajón, concha,
intimidad y castillo.
La
industria y el artificio con que todos los animales – y en especial las aves - hacen
su nido, son tan grandes que no es posible mejorarlos, hasta el punto que
superan a todos los albañiles, carpinteros, y constructores. Porque no hay
hombre que haya sabido hacer para él y sus hijos un edificio tan pulido como el
que estos pequeños animales hacen para ellos.
Solo
cuando el arquitecto o el artista imaginan una Folly, (vocablo inglés para designar
«locura» o «extravagancia») o folie (vocablo francés con el mismo
significado que en inglés) que es un elemento construido fruto de la fantasía
de su autor, se produce el hecho mágico de crear una morada para el
pensamiento, para la observación y el crecimiento personal, una Casa para el
juego y el conocimiento.
¿Quién
vendrá a llamar a la puerta?
Puerta
abierta, él entra.
Muros
inexistentes, él transita.
El
mundo llama desde el otro lado de su pensamiento.
Los
magos se reúnen bajo la luna
Y
él se marcha con los palos en los bolsillos.
Se
rodea cada mañana de ausencias y presencias,
De
Arquitecturas veladas y líneas entrecruzadas,
De
historias y melodías que suenan al unísono.
Tiene
el olvido y el paseo en un mismo lapso,
La
algarabía de un segundo y el tiempo suspendido,
mientras
observa el silencio desde su casa.
La
Casa de Adán en el paraíso no tiene dueño. Aquí la palabra tiembla. La Casa
deja ver el horizonte y sus cambios de humor pues está imbuida en el espacio
que le circunda y vuelve este no-refugio inescrutable. El interior y el
exterior se confunden y permiten la asociación de pensamientos. Cobijo frente a
permanencia.
Un
objeto que ha estado siempre perdido no puede ser recordado. La geometría es el
lenguaje de la mente. Arquitectura de personajes sin nombre que habitarán desde
ahora la casa. Con cientos de ventanales posibles, cada momento es solo tuyo,
aunque todos los visitantes miren desde el mismo hueco.
La
Casa de Adán en el paraíso es una casa para permanecer.
Casa
del silencio, de la letra, del libro, de la lengua, de la lectura silenciosa.
Casa
del oído y del fragmento,
casa
para el juicio sumarísimo del tiempo.
Casa
que no miente,
casa
de la bocanada salvadora.
Casa
sin manos,
de
ventanas abiertas al color.
Casa
para almacenar los recuerdos,
casa
para deshabitar.
Casa
para ser invadida por un ángel,
casa
que te nombra.
Casa
para alejarse de los nombres,
casa
para acoger los espejos.
Casa
para un sonámbulo.
Casa
para interrogar a los árboles.
Casa
para un náufrago terrestre,
Casa
llave,
casa
noray
Casa
para la lluvia.
Paco Rossique, Agosto 2018