Paco Rossique refleja la tensa condición humana en la muestra individual que inaugura en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo
El Centro de Artes Plásticas del Cabildo de Gran Canaria (calle Colón, 8. Las Palmas de Gran Canaria) inaugura el día 7 de octubre, a las 20.00 horas, la última entrega individual del artista Paco Rossique, denominada ‘Dimes y diretes, rostros’, que reúne un notable grupo de piezas producidas en los últimos dos años por el artista nacido hace 61 años en Tetuán. La exposición será inaugurada por el Director General de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Oswaldo Guerra, y contará con la presencia del propio Rossique, así como de la responsable del Centro de Artes Plásticas, Hilda Mauricio.
La gran variedad de rostros elaborados con técnica mixta y collage sobre papel pueblan el Centro de Artes Plásticas, mostrándonos en la serie ‘Dimes y diretes, rostros’, una obra que se nutre del color y las formas antropomórficas. Rossique refleja en su obra la plural y humana condición —su grandeza, vitalidad y tristeza, su miedo, su horror e inteligencia—creando una estética del despojo que se manifiesta en la tensa dualidad que se establece entre percepción y representación, expresada en la obra de Rossique de una manera muy genuina.
Asimismo, un total de diez vídeos producidos por el propio Rossique serán exhibidos en la misma sala que acoge esta muestra hasta el próximo 12 de noviembre, a modo de sofisticados discursos visuales sobre la metafísica del espacio, sea este construido o natural, donde la música, compuesta también por el artista, se manifiesta como índice de otra metafísica del espacio, en este caso sonoro. La muestra puede visitarse, excepto sábados, domingos y festivos, de lunes a viernes, de 10.00 a 21.00 horas.
A juicio del poeta y ensayista tinerfeño José Carlos Cataño, que escribe el texto titulado ‘Altas ventanas, ventanas encendidas’ que figura en el catálogo de la muestra sobre Rossique editado por el Departamento de Artes Plásticas, el artista “es un pintor de ideas que deambula por las imágenes cotidianas, por el lenguaje cotidiano, para imaginarlo de veras y dotarlo de una imagen, de una palabra distinta. Del brazo de Bouvard y Pécuchet, Rossique le mete un repaso a la inagotable estupidez del mundo”, señala Cataño.
Según Luis Francisco Pérez, que aborda en un texto publicado en las páginas del catálogo la dialéctica de lo visual en la obra de Rossique, “nada nos resultaría más fácil y acomodaticio que recurrir al pozo sin fondo del surrealismo para definir, en una primera y equivocada instancia, la muy personal y auténtica obra del artista, en tanto que totalidad, si bien asumiendo las singulares diferencias que concurren en las diferentes series aquí expuestas, incluso en la selección de vídeos también presentes”.
La manifestación figurativa de “lo humano”, tan presente en toda la obra de Rossique, queda desprovista tanto del patetismo de vocación costumbrista/surrealista como de una recurrente apelación al expresionismo más fácil y vulgar, si bien ambos horizontes artísticos e históricos están presentes en su obra como una lejana evocación, como un lejano perfume.
Según Pérez, nos encontramos frente a una obra, cuyo rasgo más esencial sería el de crear, investigando, nuevas genealogías de la vanguardia, que complique su pasado y a su vez den apoyo a un horizonte por venir que únicamente podrá ser productivo desde la consideración de un futuro artístico abismado en la complejidad del presente y en la exhaustiva reconsideración del pasado.
La obra entera de Paco Rossique, en sus diferentes modalidades y variantes, es una lúcida investigación pictórica en torno a los conflictos presentes en toda fenomenología de la percepción, no en el sentido tradicional teorizado por Merleau-Ponty, pero sí tras la estela de un aventajado alumno suyo, Georges Didi-Huberman, quien en su muy brillante ensayo ‘Lo que vemos, lo que nos mira’ —un título que perfectamente podría servir como epígrafe de la totalidad de la obra de Paco Rossique— nos emplaza a considerar la representación en términos de un “dilema de lo visible”, sin más consideración que su propio pentagrama sígnico, o, si se quiere, sin atender nada más que al sonido que se desprende de ese pentagrama imposible.
Con una trayectoria de más de treinta años como artista, el trabajo creativo de Paco Rossique comprende obra pictórica, murales, piezas de arte sonoro, esculturas, obra gráfica, artículos para revistas, libros de artista, ilustrador de prensa diaria y comisariado de exposiciones. Su obra pictórica se ha expuesto en Francia, Ecuador, España (Madrid, Jaén, Valencia, Baeza, Irún, Málaga, Tenerife, La Palma, Lanzarote y Gran Canaria).
Ha realizado más de una docena de murales exteriores e interiores en Gran Canaria, La Palma, Jaén y Granada, destacando los murales realizados para el Teatro Cuyás en Las Palmas de Gran Canaria y los realizados en Jaén y Granada en estrecha colaboración con el arquitecto Francisco Jesús Pérez Chica.
Entre sus esculturas más destacadas citamos las que se encuentran en el parque Arrecife, en Lanzarote y, en Las Palmas de Gran Canaria, en la sede de la F.E.D.A.C. y en el área administrativa del Teatro Cuyás.Ha compuesto piezas de arte sonoro, como las realizadas para la exhibición “90%Agua”, con Mónica Aranegui y José J. Torres en la Biblioteca de la Universidad Carlos III, 2011 Madrid; la realizada para la “Una tierra para el futuro: desarrollo sostenible”, en el Museo Elder de la Ciencia y Tecnología Las Palmas de Gran Canaria y la compuesta para la banda sonora de “Territorio y Paisaje insular”. Plan Territorial Especial del paisaje de Gran Canaria. Bienal de Canarias 2009.